LECCIÓN 223

LECCIÓN 223

«Dios es mi vida. No tengo otra vida que la Suya.»

Comentada por:
Oscar Gómez Díez

Cuando decimos que «Dios es mi vida.» el Curso no se está refiriendo a una vida biológica de cuerpos separados como la que creemos percibir en este mundo. Dios cómo Fuente de vida es amorfo y crea a Su semejanza como Mente, como Espíritu, y ésa es la vida que somos. «No tengo otra vida que la Suya.» es otra manera de decir que no soy un cuerpo biológico que cree moverse en este mundo. Tengo una sola vida eterna e infinita, y es la vida que tengo con Dios.

«Estaba equivocado cuando pensaba que vivía separado de Dios, que era una entidad aparte que se movía por su cuenta, desvinculada y encasillada en un cuerpo.» Si este mundo es el resultado de la creencia en la separación, el reconocimiento de nuestra unidad indisoluble con Dios, pone fin a la separación y a este mundo ilusorio.

Cuando ya no me identifico con un cuerpo, que soy una mente libre e inmortal, «sé que mi vida es la de Dios, que no tengo otro hogar y que no existo aparte de Él.»

Solo perdonando restablecemos nuestra total unicidad con Dios, en ese instante constatamos que «Él no tiene Pensamientos que no sean parte de mí, y yo no tengo ningún pensamiento que no sea de Él.»

ORACIÓN DEL DIA:

«Padre nuestro, permítenos contemplar la faz de Cristo en lugar de nuestros errores. Pues nosotros que somos Tu santo Hijo somos incapaces de pecar. Queremos contemplar nuestra inocencia, pues la culpabilidad proclama que no somos Tu Hijo. Y no queremos seguir relegándote al olvido, pues nos sentimos solos aquí y anhelamos estar en el Cielo, que es nuestro hogar. Queremos regresar hoy. Nuestro Nombre es el Tuyo, y reconocemos que somos Tu Hijo.»

PRACTICA:

Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea del día y la oración, y si logras memorizarlas mejor, hazla tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:

«Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo.» (L- 221.2:1-6)

No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.
Bendiciones

Oscar Gómez Díez
💝🙏💝

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