
LECCIÓN 274
«Este día le pertenece al Amor. Hoy no tendré miedo de nada.»
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
En las últimas lecciones hemos estado explicando la metodología de las enseñanzas del Curso. Comentábamos la utilización de opuestos, por un lado, las afirmaciones, y por otro lado, las negaciones. Las lecciones nos exhortan a negar el ego como el intérprete de nuestras experiencias, y en su lugar, nos invita a tener al Espíritu Santo como nuestro maestro y guía. Así es la dinámica pedagógica del Curso. Se niega lo que no somos, para afirmar lo que somos.
En la lección de hoy se utilizan los dos opuestos simultáneamente, por un lado, se afirma el amor, y por el otro, se niega el miedo. Al mismo tiempo se afirma la verdad a la vez que se niega la ilusión: «Este día le pertenece al Amor. Hoy no tendré miedo de nada.»
Igualmente, la idea del día nos permite, resaltar otro aspecto de la pedagogía del Curso, el manejo del tiempo. Las lecciones siempre buscan situarnos en el momento presente, palabras como «Este día», «Hoy», «Ahora», «momento presente». «instante santo» etc, nos enseñan que siempre debemos situarnos desde el presente, pues sólo en el ahora podemos conectar con el Ser que somos, si nos situamos en el pasado o en el futuro, entramos en los terrenos ilusorios del ego. El perdón busca que sanemos el pasado, y pongamos el futuro en Manos de Dios, con lo que liberamos el presente, lo que nos permite experimentar nuestra verdadera naturaleza amorosa. El instante santo solo lo podemos experimentar en el presente.
El Curso nos dice que el miedo es ausencia de amor. Y que el Amor perfecto deshace todo miedo.
En un mundo de opuestos y conflictos, de juicios y condenas, vemos a los otros como competidores o enemigos, que nos pueden hacer daño o destruir, por lo tanto, levantamos defensas y contra atacamos, esa es la dinámica del ego en este mundo. El miedo está presente consciente e inconscientemente en nuestra mente. El amor parece haber sido desterrado, pues la separación ha desunido lo que siempre el amor ha mantenido unido. Pero es sólo una ilusión. El Hijo de Dios sigue siendo tal como Dios lo creó, eterno, inmutable, impecable, unido con toda la Creación, y por siempre amoroso. Así que cuando decimos que este día le pertenece al amor, estamos diciendo que el amor es nuestra fortaleza, nuestra seguridad, y por lo tanto, el miedo no nos puede afectar hoy, pues estoy siendo abrigado y protegido por un amor que es absolutamente invulnerable.
ORACION DEL DIA:
«Padre, hoy quiero dejar que todas las cosas sean como Tú las creaste y ofrecerle a Tu Hijo el honor que se merece por su impecabilidad; el amor de un hermano hacia su hermano y Amigo. De ese modo soy redimido. Y del mismo modo, la verdad pasará a ocupar el lugar que antes ocupaban las ilusiones, la luz reemplazará toda oscuridad y Tu Hijo sabrá que él es tal como Tú lo creaste.»
Cuando reconocemos nuestra verdadera identidad, podemos tomar la decisión a favor del amor negando la realidad del miedo. Dedícale este día a Dios y Su amor nos bendecirá, contemplando con bondad amorosa a todos aquellos que antes veíamos como enemigos y que ahora vemos como hermanos. El perdón ha restablecido la verdad. «Hoy nos llega una bendición especial de Aquel que es nuestro Padre. Dedícale a Él este día, y no tendrás miedo de nada hoy, pues el día habrá sido consagrado al Amor.»
El amor es lo único que existe, si consagro este día al amor, no permitiré que los pensamientos de miedo entren en mi mente santa.
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado «6. ¿Qué es el Cristo?» Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
«Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo.» (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz
y nuestra felicidad.
Bendiciones
Oscar Gómez Díez
https://oscargomezdiez.com/