¿QUÉ  ES  UN MILAGRO ?

13. ¿QUÉ  ES  UN  MILAGRO ?

Comentado por:
Oscar Gómez Díez

La impresión que genera en la gente que por primera vez llega a Un Curso de Milagros, es que se trata de un libro que te va a enseñar a hacer milagros como el mundo los entiende, como un evento que cambia las leyes físicas naturales. Así que el primer choque es entre la percepción tradicional y lo que el Curso nos enseña sobre los milagros.

En el llamado mundo occidental, cuando hablamos de milagros, inmediatamente los relacionamos con los que hacía Jesús hace 2 mil años atrás. La iglesia católica los ha  clasificado en cuatro grupos:
• curaciones,
• exorcismos,
• resurrección de los muertos,
• el control sobre la naturaleza.

Los milagros de Jesús son descritos   en los evangelios, pero Jesús mismo se rehúsa a considerar su autoridad  con base a los milagros que hacía, y se los adjudica a su Padre. Según Juan 14:10-14, Jesús les pide a los apóstoles que crean en esas obras porque es el Padre (Dios) quien las realiza  a través de Él.

La Biblia narra múltiples milagros de Jesús, los más famosos son la conversión de agua en vino, la multiplicación de los panes y los peces, la curación de los enfermos, la resurrección de Lázaro. La iglesia católica considera que el mayor de todos los milagros es la resurrección de Jesús.

LOS MILAGROS EN EL JUDAÍSMO:

El tema de los milagros en el judaísmo es muy polémico. Parten de definir a Dios como único, absoluto y perfecto, y modificar las leyes que el mismo ha creado es como decir que su creación es imperfecta. La creación tiene un orden que no se puede afectar, el sol sale siempre por el oriente y no por el occidente o por el norte.

En el antiguo testamento hay algunos eventos que se consideran milagros, como la separación de las aguas del mar para que el pueblo judío pudiera pasar en su huida del ejército egipcio, o la caída del maná del cielo para alimentar al hambriento pueblo judío en el desierto. Estos hechos se lo adjudican directamente a Dios no a Moisés.

También algunos consideran Milagros, eventos como cuando el pequeño ejército judío derrota a sus enemigos que los superan en número, pero esta interpretación da lugar a la pregunta,  ¿cuándo éstos derrotan a los judíos debería interpretarse entonces como un anti milagro.?

ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO:

Una diferencia entre los milagros del Antiguo Testamentos y las del Nuevo Testamento, es que en los primeros eran de carácter colectivo, para ayudar al pueblo judío en su totalidad, ejemplo, la separación de las aguas, o la caída del maná. En cambio los milagros de Jesús eran en su mayoría individuales, básicamente sanación de enfermos.

El Nuevo Testamento  es un libro que narra los milagros de Jesús desde su nacimiento, (su madre es embarazada por un ser divino), su vida y obra hasta su muerte y resurrección. La iglesia católica se erige sobre el milagro de la resurrección de Jesús, y de la promesa de un milagro colectivo: la resurrección de los muertos,  manteniendo viva la idea de los milagros a través de los santos a lo largo de la historia.

LA SANTIDAD  Y  LOS  MILAGROS:

La iglesia católica hizo de los milagros el criterio para determinar la santidad. Esto lo realiza a través de un proceso que llaman canonización. El candidato a santo pasa por varias etapas, así:

1. La persona es declarada «sierva de Dios».
2. La persona es declarada «venerable».
3. Beatificación: la persona es declarada «beata» si se prueba la existencia de un milagro debido a su intervención.
4. Canonización: la persona es declarada «santa» cuando puede atribuírsele un segundo milagro.

La diferencia entre un beato y un santo, es que el beato sólo hizo un milagro, y el santo 2 o más milagros.

Anteriormente una santificación podía durar siglos, desde el Papa Juan Pablo II, el número de beatos y santos se cuentan por miles, parece que los milagros se han venido multiplicando en los últimos tiempos.

Para determinar la veracidad del milagro, la iglesia cuenta con una comisión de 5 médicos, quienes determinan que la curación trasciende las posibilidades de la ciencia médica. Actualmente los milagros se reducen a curar cuerpos, reflejando que tan profundo es nuestra identificación con el cuerpo y su preservación. Cuando la medicina no logra nuestra curación nos queda como última alternativa el milagro, a través de un santo o candidato a santo.

La designación de santos inició en los primeros tiempos del cristianismo, cuando  la iglesia católica comienza a ponerle tal título a los apóstoles y evangelistas, y luego fue aceptando la aclamación popular de aquellos que la gente de un pueblo o región consideraban que eran santos, después tal reconocimiento pasó a manos de los obispos que  hacían la designación de quien era un santo, hasta que finalmente  llegó a ser una potestad exclusiva del Papa, a través del proceso de canonización.

El judaísmo no utiliza el término de santo en personas específicas, por eso en el Antiguo Testamento no se dice San Moisés, San Abraham, San David, San Elías, se dice simplemente Moisés, Abraham, David o Elías. Consideran que la santidad es una potestad de Dios y no de los hombres.
Para la época de Jesús prácticamente no existían los milagros en el judaísmo. La santidad no se determinaba por los milagros que se podían o no hacer. El concepto de santidad en el judaísmo, es muy distinto al del cristianismo,  los milagros no son el criterio para determinar la santidad.

QUIENES SON SANTOS? SEGÚN UCDM:?

El anexo del Canto de la Oración, establece unos criterios acerca de la santidad, podemos mencionar los siguientes:
• Los que han sanado sus mentes. (a través del perdón)
• Comparten su curación y su amor.
• Son portadores de paz.
• La Voz del Espíritu Santo habla a través de ellos.
• Hablan siempre a favor de Dios y nunca en favor de si mismos.
• No tienen más dones que los que han recibido de Dios.
• Y los comparten, porque saben que esa es Su Voluntad.
• No se sienten especiales.
• Han renunciado a todo sueño de poseer atributos especiales, que los lleve a tener relaciones desiguales con sus hermanos.
• Su curación ha restaurado su plenitud.
• Cantan de su unión y agradecimiento a Dios.  (S-3.IV.1:1-10)
• Ayudan a Cristo a curar. (S-3.IV.3:1-1)
A lo largo del Curso hay otras características de los santos, algunas son:
• Inocentes.
• Impecables.
• Invulnerables
• Inofensivos
• Amorosos
• Transparentes
• Íntegros
• Honestos
• Generosos
• Pacientes
• Serviciales

EL SIGNIFICADO DE LOS MILAGROS:

Quizás ahora entiendo porque Jesús le dio nombre a este libro como  un Curso de Milagros, que al ser una reinterpretación de la tradición judeo cristiana,  busca enseñarnos el verdadero significado de los milagros.
El Nuevo Testamento es un libro sobre el cual se ha creado una cultura en torno a los milagros. Un Curso de Milagros, pareciera ser la contraparte de la Biblia que nos va enseñar el verdadero alcance de los milagros, que consisten en lograr la paz a través del amor y el perdón, sanando nuestras mentes. Los eventuales cambios físicos son un efecto de los milagros, pero no el más importante, pues el propósito es volver nuestra mente a su estado original, tal como Dios la creó. La verdadera corrección, el verdadero cambio no ocurre a nivel físico sino a nivel mental.

El milagro es la transformación de nuestras mentes, de su falsa percepción de creerse separada de su Padre, al reconocer su origen y retornar a su Fuente.  El milagro es el resultado del perdón, que sana nuestra mente y la lleva a percibir correctamente su propia realidad inmortal. En los 50  principios de los milagros, (del primer capítulo del Texto), nos dice que los milagros son la máxima expresión de amor que se puedan hacer en este mundo.

TODOS PODEMOS OBRAR MILAGROS PORQUE TODOS SOMOS SANTOS:

El Jesús de Un Curso de Milagros, pareciera estar de acuerdo con el postulado del Antiguo Testamentos, en el que Dios aparece diciendo que «sean santos, porque Yo soy santo.» Levíticos 11:44 y que es retomado en el Nuevo Testamento en Pedro 1:16. Este postulado podría interpretarse que todos somos santos, que no necesitaríamos que venga un santo a curarnos, pues nosotros mismos podemos sanarnos a través del perdón bajo la Guía del Espíritu Santo, que todos podemos ser obradores de Milagros, cuando elegimos el amor y el perdón. Un santo puede ayudarnos a curar temporalmente el cuerpo, y mejorar nuestras emociones, pero la curación definitiva, el despertar de este sueño separación, sólo lo logramos nosotros mismos cuando elegimos el amor y el perdón,  aceptando la Guía amorosa del Espíritu Santo.

El Curso define la santidad de manera  diferente al cristianismo, sobre todo respecto a que es un milagro y quienes pueden ser obradores de Milagros. Podemos decir que el Curso democratiza el concepto de Milagros y de santos. Todos somos santos por ser Hijos de Dios y todos llegaremos a ser obradores de Milagros, cuando elijamos perdonar y sanar nuestras mentes de la creencia de la separación. El verdadero milagro es retornar a la Fuente eterna del Amor, cuando lleguemos no habrá necesidad de más milagros.

13. ¿QUÉ  ES  UN  MILAGRO ?

En este treceavo tema especial ¿Qué es un milagro? Lo primero que nos plantea es una definición de milagro que no tiene nada que ver a como lo percibe el mundo.

EL MILAGRO ES UNA CORRECCIÓN:

«Un milagro es una corrección.»  (L-PII.13.1:1) No es un evento que altera las leyes de la naturaleza. Y esa corrección no se da en nuestros cuerpos sino en nuestras mentes. De ahí que el milagro «No crea, ni cambia realmente nada en absoluto.» (L-PII.13.1:2) Los milagros no afectan la Realidad que Dios creó, pues lo que Dios crea es inmutable, este mundo ilusorio está sujeto a cambios y modificaciones, pero su naturaleza es falsa, de ahí que el milagro,  «Simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso.» (L-PII.13.1:3) el milagro es el resultado de contemplar nuestros errores (pecados desde una percepción religiosa) desde nuestra mente verdadera guiada por el Espíritu Santo, y recordarle a nuestra mente que lo que estamos viendo es falso pues no proviene del amor. En eso consiste el perdón.

EL  MILAGRO CORRIGE  EL  ERROR:

El milagro, «Corrige el error, mas no intenta ir más allá de la percepción, ni exceder la función del perdón.» (L-PII.13.1:4) Tanto el milagro como el perdón, (que son recursos que el Espíritu Santo nos trae), actúan dentro del marco de referencia de este mundo, no pretenden modificar el mundo físico de la percepción, pero si su interpretación, ya no desde el miedo sino desde el amor. Esa es la función del perdón, siendo el milagro su resultado, que no excede la función del perdón. Cuando el perdón y los milagros hayan cumplido completamente su función y regresemos a Dios, el perdón y los milagros desaparecen, pues en el Cielo no se necesitan milagros pues allí no hay nada que perdonar.

LA LIBERACIÓN DEL MIEDO Y DEL TIEMPO:

Al no exceder la función  del perdón, el milagro, «Se mantiene, por lo tanto, dentro de los límites del tiempo. No obstante, allana el camino para el retorno de la intemporalidad y para el despertar del amor, pues el miedo no puede sino desvanecerse ante el benevolente remedio que el milagro trae consigo.» (L-PII.13.1:5-6) El milagro actúa en el contexto de este mundo, dentro de los límites del tiempo, pero con un propósito muy claro, liberarnos del mundo, del miedo y del tiempo. Y esto se logra cuando el perdón logra despejar todos los obstáculos que nos impedían reconocer el amor, sanando el pasado de culpas y resentimientos, retornando al ahora, al momento presente que nos conecta a la eternidad de la que somos como Espíritu.

EL DON DE LA GRACIA:

«En el milagro reside el don de la gracia, pues se da y se recibe como uno. Y así, nos da un ejemplo de lo que es la ley de la verdad, que el mundo no acata porque no la entiende.» (L-PII.13.2:1-2) El don de la gracia se entiende como un regalo que Dios nos hace sin pedir nada a cambio, en el milagro se refleja  el Amor de Dios que solo sabe dar y extenderse a Sí Mismo, siendo el dar y el recibir lo mismo y simultáneo. En  tal sentido el milagro es un ejemplo de la ley de la verdad, la ley del Amor, que este mundo «no acata porque no la entiende», y no lo entendemos pues estamos presos de la percepción, de nuestras culpas y juicios, el milagro viene a liberarnos de ellas.

EL MILAGRO  INVIERTE LA PERCEPCIÓN:

«El milagro invierte la percepción que antes estaba al revés, y de esa manera pone fin a las extrañas distorsiones que ésta manifestaba.» (L-PII.13.2:3) El mundo es un intento de distorsionar la Creación, de invertir la Realidad que Dios creó, fabricando el miedo y ocultando el amor. El milagro revierte esta distorsión y nos enseña a través del perdón a percibir desde el amor y no desde el miedo, sanando nuestra mente y conduciéndola de regreso a su Fuente. Este es el papel del Espíritu Santo a través de los milagros y el perdón.

«Ahora la percepción se ha vuelto receptiva a la verdad. Ahora puede verse que el perdón está justificado.» (L-PII.13.2:4-5) En este mundo justificamos la proyección de nuestras culpas, iras o ataques, siempre tenemos la razón, y el otro es un peligro, una amenaza o un enemigo. El milagro nos enseña a percibir desde el amor, ya no veremos conflictos ni enemigos, sólo hermanos que nos expresan amor o peticiones de amor, y con ello nos demuestra la validez y la eficacia del perdón.

EL PERDÓN Y LOS MILAGROS:

«El perdón es la morada de los milagros.» (L-PII.13.3:1) El perdón es el mecanismo de los milagros,  que transforman y sanan nuestras mentes. No hay milagros sin perdón, y no hay verdadero perdón que no genere un milagro de amor.

Los milagros y el perdón producen un cambio interno en nosotros: la visión de Cristo, la visión del amor, «Los ojos de Cristo se los ofrecen a todos los que Él contempla con misericordia y con amor. La percepción queda corregida ante Su vista, y aquello cuyo propósito era maldecir tiene ahora el de bendecir.» (L-PII.13.3:2-3) Cuando perdonamos somos bendecidos con la visión de Cristo, y todo lo que veíamos antes como juicios y ataques, ahora lo contemplamos como amor o peticiones de amor. De esta manera pasamos de una percepción falsa a una percepción verdadera, de un mundo ilusorio y conflictivo, a un mundo real, un mundo feliz y perdonado. De ahí que «Cada azucena de perdón le ofrece al mundo el silencioso milagro del amor. Y cada una de ellas se deposita ante la Palabra de Dios, en el altar universal al Creador y a la creación, a la luz de la perfecta pureza y de la dicha infinita.» (L-PII.13.3.4-5) Desde tiempos antiguos, hacíamos ofrendas y sacrificios para calmar la ira o la venganza de Dios, y ganarnos su misericordia y su perdón, esta era una percepción equivocada de Dios, como alguien al que había que temerle, al que no podíamos ofender, pues el castigo sería inevitable. Los milagros nos ayudan a corregir nuestra falsa percepción de Dios, nos recuerda que Dios no castiga pues nunca nos ha condenado, el Amor de Dios no tiene opuestos, sólo se extiende dándose a Sí Mismo, el Amor todo abarcante de Dios excluye el miedo y el castigo, pues en tal caso no sería el Amor perfecto, y sólo el Amor perfecto sana todo miedo, toda culpa y todo sufrimiento. Así que en vez de llevar ante el altar a algún hermano,  animal u objeto para que sea sacrificado por nuestras culpas, lo único que debemos hacer es ofrendar nuestras azucenas de perdón, ante el Altar del Amor, como símbolo de «la luz de la perfecta pureza y de la dicha infinita.» El milagro viene a recordarnos que el Amor sólo recibe Amor, pues esa es nuestra naturaleza desde antes de los tiempos y después del tiempo.

LOS MILAGROS: DE LA FE A CERTEZA:

«Al principio el milagro se acepta mediante la fe, porque pedirlo implica que la mente está ahora lista para concebir aquello que no puede ver ni entender.» (L-PII.13.4.1:1) El milagro nos conduce desde la fe, en nuestra verdadera sanación a la certeza de la misma. Como todavía no habíamos experimentado que es y cómo opera el milagro, pero hay un anhelo interno de sanarnos y volver a nuestra Fuente, llegará el momento que tras la práctica del perdón, la fe se transforma en confianza y certeza, cuando comprobamos los  resultados de los milagros en nuestras mentes. «No obstante, la fe convocará a sus testigos para demostrar que aquello en lo que se basa realmente existe. Y así, el milagro justificará tu fe en él, y probará que esa fe descansaba sobre un mundo más real que el que antes veías: un mundo que ha sido redimido de lo que tú pensabas que se encontraba allí.» (L-PII.13.4:3) El testigo de nuestra fe, es la sanación que los milagros producen en nosotros, que los  hacen reales  en nuestras mentes, dejamos de percibir un mundo ilusorio, enfermo y conflictivo, y comenzaremos a percibir un mundo real, un mundo feliz y perdonado, el milagro ha redimido al mundo.

EL RENACIMIENTO DEL AMOR:

«Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del Cielo sobre un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir. Ahora tienen agua. Ahora el mundo está lleno de verdor. Y brotan por doquier señales de vida para demostrar que lo que nace jamás puede morir, pues lo que tiene vida es inmortal.» (L-PII.13.5:1-4) Esta es una hermosa descripción de lo que viene a hacer el milagro en este mundo, nos rescata de un mundo árido, de conflicto, carencias y sufrimientos y nos conduce a un nuevo renacer, a una nueva primavera donde todo florece, los pájaros regresan para alegrarnos con su cantar, el amor ha regresado a nuestros corazones, la muerte y el sufrimiento son una ilusión, pues lo que Dios crea es tan eterno como Él, «pues lo que tiene vida es inmortal.» y sólo él Amor lo es. La resurrección no es de los cuerpos sino de las mentes, que reconocen su verdadera identidad como hijas del Amor y regresan a Él. Ese es el verdadero milagro.

Bendiciones

Oscar Gómez Díez

https://oscargomezdiez.com/

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