LECCIÓN 10

LECCIÓN 10

«Mis pensamientos no significan nada.»

Decir que mis pensamientos no significan nada, es lo mismo que decir, que mis pensamientos no son reales, son ilusorios.

Nuestro ego siempre trata de acomodar lo que leemos a su sistema de pensamiento, y en un principio interpretamos esta lección cómo que algunos pensamientos míos no significan nada. Pero el Curso de Milagros es un sistema radical, que no hace concesiones, nos dice con claridad meridiana, que todos mis pensamientos no significan nada:  «Esta idea es aplicable a todos los pensamientos de los que eres -o te vuelves- consciente durante las sesiones de práctica. La razón de que se pueda aplicar a todos ellos es que no son tus pensamientos reales.» mientras nuestra mente  esté centrada en el pasado, en  el cuerpo, y en el mundo exterior, no hay la menor posibilidad de que tengamos pensamientos reales. Muy por el contrario, con el paso del tiempo vamos acumulando una memoria de las emociones asociadas a nuestras culpas, miedos, conflictos y carencias, que se refuerzan día tras día, lo que nos lleva a «pensar» y actuar de forma automática, tal como lo hacemos cuando conducimos un coche o una bicicleta, ni siquiera pensamos que vamos a girar o frenar, simplemente lo hacemos. Esas memorias se convierten en el programa que dirige nuestras vidas, más sin embargo, creemos que pensamos y tenemos libre albedrio. El Curso viene a recordarnos lo contrario.

Este mundo no existe, sólo existe en nuestra mente falsa. Cómo este mundo es nuestro referente de realidad aún no conocemos el mundo real, no tenemos todavía una referencia de la Realidad de la que nos insinúa el Curso, de ahí que estas primeras lecciones sean tan inquietantes para nosotros. «Todavía no tienes base de comparación. Cuando la tengas, no te cabrá la menor duda de que lo que una vez creíste eran tus pensamientos en realidad no significaban nada.» De ahí que estas primeras lecciones, parecen requerir de una cierta fe, de que se nos conducirá amorosamente a un puerto seguro. En la medida en que avancemos en la  practica de los ejercicios y en la comprensión de las enseñanzas del Curso podremos pasar de la fe a la confianza y de esta a la certeza. Pues habremos vislumbrado nuestros pensamientos reales, gracias al perdón que ha despejado nuestra mente de todo aquello que la nublaba.

La lección nos recuerda que este tema ya lo habíamos abordado en el ejercicio 4, con algunas variantes. Ya no se cuestionan los pensamientos en relación a tu mundo exterior, se cuestiona el hecho mismo de lo que tu crees que es pensar: «Lo que enfatizamos ahora es la falta de realidad de lo que piensas que piensas.» Para reafirmar este paso, Jesús nos recuerda el recorrido que hemos hecho con las lecciones anteriores: «Este aspecto del proceso de corrección comenzó con la idea de que los pensamientos de que eres consciente no significan nada y de que se encuentran afuera en vez de adentro; luego se subrayó el hecho de que son del pasado y no del presente. En lo que ahora estamos haciendo hincapié es en el hecho de que la presencia de esos «pensamientos» significa que no estás pensando en absoluto. Esto no es más que otra forma de repetir nuestra afirmación previa de que tu mente está realmente en blanco.»

Y concluye diciéndonos, que reconocer que no pensamos realmente, es un paso previo para la visión, para poder ver más allá de nuestros ojos, donde se encuentra nuestra verdadera realidad, la visión espiritual, la visión del amor, la visión de Cristo.
«Reconocer esto es lo mismo que reconocer la nada cuando piensas que la ves. Como tal, es el requisito previo para la visión.» Por ahora solo se nos pide que practiquemos con que no pensamos, y no vemos la realidad. Este no es un desafío de poca monta, se requiere coraje y una fuerte voluntad para ir en la búsqueda de nuestro Ser, para ello debemos desprendernos de nuestras viejas creencias, hasta que aprendamos a pensar desde el amor y con el amor, que es nuestra verdadera naturaleza.

PRÁCTICA:

Cuatro o cinco veces al día, de un minuto de duración, con los ojos cerrados, escudriña tu mente, y aplícale la idea del día a cualquier pensamiento que se te presente.

«Mi pensamiento acerca de _____ no significa nada.»

No es recomendable alargar la duración. Si sientes incomodidad reducir la práctica a medio minuto.

Las instrucciones específicas son las siguientes:

«Cierra los ojos durante estos ejercicios, e inícialos repitiendo para tus adentros la idea de hoy muy lentamente. Luego añade:»

«Esta idea me ayudará a liberarme de todo lo que ahora creo.»

«Estos ejercicios consisten, al igual que los anteriores, en escudriñar tu mente en busca de todos los pensamientos que puedas encontrar, sin seleccionarlos ni juzgarlos.»

«Trata de evitar cualquier tipo de clasificación. De hecho, si te resulta útil, puedes imaginarte que estás viendo pasar una procesión compuesta de un extraño repertorio de pensamientos que tienen muy poco o ningún significado personal para ti. A medida que cada uno de ellos cruce tu mente, di:»

«Mi pensamiento acerca de _____ no significa nada.»

«Mi pensamiento acerca de _____ no significa nada.»

APLICACIÓN EN LA VIDA COTIDIANA:

«La idea de hoy puede servir, obviamente, para cualquier pensamiento que te perturbe en cualquier momento.»

Esta es una de las ventajas de los ejercicios del  Curso, la práctica diaria la puedes aplicar a las situaciones que sientas ocurren en tu vida cotidiana, por ejemplo, tienes un disgusto con algún vecino, los pensamientos que te lleguen de ese incidente, le puedes aplicar la idea del día:

«Mi pensamiento acerca de _____ no significa nada.»

En la medida que vayas integrando a tu vida cotidiana las prácticas diarias, tu proceso de sanación se irá acelerando, pues no se trata de un aprendizaje académico, sino por el contrario, cada situación de tu vida será una oportunidad para sanar y perdonar. Es a través de nuestras relaciones que podremos darle sentido y uso a estos ejercicios.

«Acuérdate, no obstante, de repetir la idea muy despacio antes de aplicarla concretamente, así como de añadir:»

«Esta idea me ayudará a liberarme de todo lo que ahora creo.»

Oscar Gómez Díez

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