LECCIÓN 23

LECCIÓN 23

«Puedo escaparme del mundo que veo renunciando a los pensamientos de ataque.»

Comentada por:
Oscar Gómez Díez

Esta es una lección muy importante no sólo porque ubica nuestros miedos en su verdadera causa, esto es, nuestra mente, sino también porque nos expone los 3 pasos del perdón. Una técnica que debemos practicar todos los días de nuestra vida, si de verdad queremos la paz y la felicidad. «La idea de hoy describe la única manera de escapar del miedo que siempre tendrá éxito.» Jesús nos garantiza que esta manera de liberarnos del miedo siempre tendrá éxito, así que pongamos atención. Pues «Nada más puede lograrlo;»

Lo primero que nos dice Jesús es que el mundo que vemos es el resultado de nuestros pensamientos. «Cada pensamiento que albergas da lugar a algún segmento del mundo que ves.» Por lo tanto, es con nuestros pensamientos, «con los que tenemos que trabajar, si es que tu percepción del mundo ha de cambiar.» El miedo y el ataque siempre están en mi mente, no en el mundo que aparece atacarme, o al que yo ataco con mis juicios y condenas.

Si renunció a mis pensamientos de ataque, estoy renunciando a juzgar y criticar, estoy renunciando a mis miedos al creer que algo o alguien me pueda hacer daño. Estoy asumiendo la responsabilidad de mis pensamientos. Asumiendo que yo soy la causa del mundo que veo. Que soy la causa de mis miedos y de mis ataques. Y por lo tanto, tengo el poder de corregir y sanar mi mente de la mano del Espíritu Santo. Y esto lo hago a través del perdón.

«Si la causa del mundo que ves son los pensamientos de ataque, debes aprender que ésos son los pensamientos que no deseas.» parte de nuestro proceso de sanación es negar la realidad de los pensamientos no amorosos, incluidos lo de ataque que alimentamos con nuestros juicios y condenas.

«De nada sirve lamentarse del mundo. De nada sirve tratar de cambiarlo. No se puede cambiar porque no es más que un efecto. Pero lo que sí puedes hacer es cambiar tus pensamientos acerca de él.» No podemos cambiar el mundo que vemos, pues no es más que la pantalla donde proyectamos nuestros miedos y ataques, y tal como no podemos cambiar la pantalla de cine de una película que no nos gusta, pues el origen está en el proyector y no en la pantalla. De manera similar, en la película de nuestra vida, no podemos cambiar el mundo, que hemos proyectado desde nuestra mente, para ello debemos cambiar la causa, que está en nuestros pensamientos de miedo, culpa y ataque. «En ese caso estarás cambiando la causa. El efecto cambiará automáticamente.» al cambiar nuestros pensamientos el mundo que veremos será un mundo de paz y amor, en lugar de un mundo de miedo y ataque.

«El mundo que ves es un mundo vengativo, y todo en él es un símbolo de venganza. Cada una de las percepciones que tienes de la “realidad externa” no es más que una representación gráfica de tus propios pensamientos de ataque.» Lo que llamamos nuestra «realidad externa» no es más que la proyección de nuestros pensamientos. El mundo vengativo, el mundo de conflictos y ataques, que tantos miedos nos ocasiona, no es más que nuestra propia fabricación mental. Una fantasía que nos genera resultados alucinatorios, esta es la locura de mundo que nos inventamos.

«Ves el mundo que has fabricado, pero no te ves a ti mismo como el que fabrica las imágenes.» Este es quizás el mayor obstáculo para nuestra propia sanación. No reconocemos que nuestra mente es la causa del mundo que vemos. Una vez que proyectamos nuestros pensamientos de ataque, olvidamos que somos la causa, y vemos el efecto (el mundo) como la causa.

«No se te puede salvar del mundo, pero te puedes escapar de su causa. Éste es el significado de la salvación, pues, ¿dónde se encuentra el mundo que ves cuando su causa ha desaparecido?» Si el mundo es una ilusión, no hay nada que salvar, sólo reconocer su irrealidad, y eso lo hacemos en nuestra mente donde se originó el mundo que vemos. Cuando perdonamos nuestros pensamientos de ataque, comenzamos a ver el mundo de otra manera, a eso lo llamamos la visión de Cristo, la visión del amor, y lo que antes veíamos con miedo y terror, ahora lo vemos desde la paz y la armonía de las cosas, descubrirnos una nueva belleza que antes no contemplábamos. «La visión ya tiene un substituto para todo lo que crees ver ahora. La hermosura puede iluminar tus imágenes y transformarlas de tal manera que las llegues a amar, aun cuando fueron forjadas del odio, pues ya no las estarás forjando solo.»

LOS 3 PASOS DEL PERDÓN:

«La idea de hoy introduce el pensamiento de que no estás atrapado en el mundo que ves porque su causa se puede cambiar.» Ese pensamiento salvador es el perdón, que nos lleva a sanar la causa de nuestros pensamientos de culpa, miedo y ataque. De esta manera sustituimos lo no amoroso, conflictivo y doloroso, por pensamientos amorosos, pacíficos y dichosos.

«Este cambio requiere, en primer lugar, que se identifique la causa y luego que se abandone, de modo que pueda ser reemplazada.»

Esta lección nos regala los 3 pasos del perdón:

  1. Identificar
  2. Abandonar
  3. Reemplazar.

Antes de iniciar estos tres pasos del perdón debemos siempre invocar a Jesús o al Espíritu Santo, para que nos acompañen en todo el proceso de perdón, para que podamos ver junto con ellos aquellas situaciones que deseamos perdonar.

No intentemos hacerlo solos, pues lo mas seguro es que se nos atravesará el ego y terminaremos haciendo un falso perdón. Tengamos la humildad de reconocer que no tenemos el conocimiento de la totalidad, que no sabemos cómo escapar de nuestros conflictos interiores, que estamos atrapados en el mundo de la percepción, y que necesitamos ayuda. El Espíritu Santo siempre contestará nuestro llamado, el Amor nunca nos ha abandonado.

Tengamos muy en cuenta estas prácticas diarias de perdón, pues serán nuestra principal herramienta para nuestra sanación. Vamos a analizar los pasos para que aprendamos a usarlos:

  1. Identificar:

Primero, identificamos aquellos pensamientos que nos quiten la paz. Los traemos a nuestra consciencia, en el caso de la lección de hoy, serian nuestros pensamientos de miedo y ataque. Reconocemos que su origen está en nuestra mente.

  1. Abandonar:

Segundo, al haber reconocido la causa (mi mente), asumo la responsabilidad de mis pensamientos: yo los fabriqué y yo tomo la decisión de abandonarlos, de soltarlos, de no sostenerlos más. Elijo soltar, abandonar esos pensamientos que me quitan la paz.
En el caso del ejercicio de hoy, cuando digo, «Puedo escaparme del mundo que veo renunciando a los pensamientos de ataque» estoy realizando el segundo paso, estoy tomando una decisión a favor del amor y la paz. Estoy eligiendo abandonar, los pensamientos de ataque en mi mente, los estoy soltando.

En este paso, puedo entregarle al Espíritu Santo todos aquellos pensamientos que me atormentaban, Él sabrá que hacer con ellos.

  1. Reemplazar:

Y tercero, se produce un reemplazo de los pensamientos que me atormentaban, de culpa, odio, ataque, miedo, enfermedad, etc. por pensamientos de paz, amor y dicha.

«Los primeros dos pasos de este proceso requieren tu cooperación. El paso final, no. Tus imágenes ya han sido reemplazadas. Al dar los dos primeros pasos, comprobarás que esto es cierto.» El Espíritu Santo ha reemplazado el mundo conflictivo del ego por el mundo real del amor. Solo necesito hacer los dos primeros pasos, el Espíritu Santo hace el tercero por nosotros: Deshace el error, y nos lleva a ver más allá del mismo, hasta contemplar la luz del Amor que somos. La obscuridad del miedo y el ataque han desaparecido y la luz del amor y el perdón ha llegado.

PRACTICA:

Cinco sesiones de práctica de un minuto. Pero también lo puedes poner en práctica en cualquier momento que sientas la necesidad de hacerlo.

«Según miras a tu alrededor, repite primero la idea para tus adentros lentamente; luego cierra los ojos y dedica alrededor de un minuto a buscar en tu mente el mayor número posible de pensamientos de ataque que se te ocurran. Conforme cada uno de ellos cruce tu mente, di:»

«Puedo escaparme del mundo que veo renunciando a los pensamientos de ataque acerca de _ .»

«Mantén presente cada pensamiento de ataque mientras repites esto, luego descártalo y pasa al siguiente.»

«Durante las sesiones de práctica, asegúrate de incluir tanto los pensamientos de ataque contra otros como los de ser atacado. Los efectos de ambos son exactamente lo mismo, puesto que ambos son exactamente lo mismo.»

«Aún no reconoces esto, y lo único que se te pide de momento es que durante las sesiones de práctica los trates de igual modo. Todavía nos encontramos en la etapa de identificar la causa del mundo que ves.»

«Cuando finalmente aprendas que los pensamientos de atacar y los de ser atacado no son diferentes, estarás listo para abandonar dicha causa.»

Estos últimos párrafos son una reiteración de que no seamos selectivos respecto a las personas o situaciones que les vamos aplicar la idea de las lecciones. Toda experiencia en la que atacamos o creemos ser atacados, tienen una sola causa: nuestra mente. Allí se origina el mundo que vemos y experimentamos, allí está la causa, y allí mismo debemos ir para sanarla a través del perdón.

Oscar Gómez Díez

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s