
LECCIÓN 29
«Dios está en todo lo que veo.»
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Las últimas y siguientes lecciones están centradas en el tema de la visión, por lo que es recomendable estudiarlas desde la perspectiva que es un tema en desarrollo.
Ver con los ojos del cuerpo es la forma como percibimos en este mundo. Este Curso nos enseña otra manera de ver las cosas, y la llama visión y no tiene nada ver con los ojos del cuerpo. La visión nos permite percibir el mundo real, un mundo sin juicios, sin condenas, un mundo feliz y en paz. Esa es la visión del amor, la visión de la verdad.
La lección empieza a resumir y relacionar el tema de la visión con las anteriores lecciones, por lo que es recomendable repasarlas, entre otras cosas, porque la idea de la lección de hoy puede inducir a confusión a algunos estudiantes, al creer que el Curso promueve algún tipo de panteísmo. «La idea de hoy explica por qué puedes ver propósito en todo. Explica por qué nada está separado, existe por sí mismo o en sí mismo. También explica por qué nada de lo que ves tiene significado alguno. De hecho, explica cada una de las ideas que hemos usado hasta ahora y también todas las subsiguientes. La idea de hoy es el pilar de la visión.» Este es un resumen del contenido metafísico de las anteriores lecciones, y que se refuerza en esta y en las siguientes.
Jesús entiende de entrada que la idea de hoy puede no ser bien comprendida, pues a primera vista nos parece insólito que Dios pueda estar en una puerta, o en una mesa, y nos puede llevar a pensar que se está haciendo apología al panteísmo, además de pensar que el Curso es incoherente, pues por un lado nos dice, que el mundo no existe, y por el otro, nos dice que Dios está en las cosas de un mundo que no existe. Si pensamos esto, es que aún no hemos entendido la metafísica del Curso; pero no nos preocupemos, Jesús nos la reiterará una y otra vez. «Es probable que a estas alturas te resulte muy difícil entender la idea de hoy. Puede que creas que es tonta, irreverente, insensata, graciosa e incluso censurable. Ciertamente Dios no está en una silla tal como tú la ves. No obstante, ayer subrayamos que una simple mesa comparte el propósito del universo. Y lo que comparte el propósito del universo comparte el propósito de su Creador.» No es que las cosas que vemos en este mundo sean sagradas y ahora vamos a adorarlas. Todo lo que vemos afuera, estaba en nuestra mente, y lo habíamos proyectado previamente, luego lo percibimos como algo separado de nosotros. Ver y pensar es lo mismo. Lo que vemos lo habíamos pensado, así funciona la ley de causa y efecto. Si todo lo que veo está en mi mente, y yo soy una extensión de la mente de Dios, entonces Dios está en mi mente, por lo tanto, todo lo que pienso con Dios, lo veré como un reflejo de Su Amor, este es el sentido de la idea de hoy, «Dios está en todo lo que veo.» Todo lo que veo, comparte el propósito del universo, que es el propósito de Dios, mi mente es parte de la de Dios, por ende, mi mente comparte el propósito de mi Creador.
«Trata hoy, pues, de comenzar a aprender a mirar todas las cosas con amor, con aprecio y con una mentalidad abierta. Ahora mismo no las ves. ¿Cómo podrías saber lo que en ellas se encierra? Nada es como a ti te parece que es. Su santo propósito está más allá de tu limitado alcance.» Aquí está una clave importante para aprender a desarrollar la visión de Cristo: «comenzar a aprender a mirar todas las cosas con amor, con aprecio y con una mentalidad abierta.» de esta manera podremos ver más allá de todo conflicto, ver más allá de toda la ilusión, más allá de nuestro limitado alcance, y comenzar a percibir la verdad.
Finalmente Jesús, nos dice que está lección la comprenderemos cuando la visión nos haya «mostrado la santidad que ilumina al mundo,» la experiencia de la visión y no su teoría es lo que nos llevará a su comprensión, y cuando lo logremos, nos preguntaremos ¿cómo pudo jamás habernos resultado difícil?
PRACTICA:
Seis sesiones de práctica de dos minutos cada una. Comenzamos repitiendo la idea en nuestro interior:
«Dios está en todo lo que veo.»
«luego aplícala a aquellos objetos seleccionados al azar que estén a tu alrededor, nombrando específicamente cada uno de ellos. Trata de evitar la tendencia a dirigir la selección, que, en el caso de la idea de hoy, puede ser una gran tentación debido a su naturaleza totalmente extraña.»
«Recuerda que cualquier orden que tú intentes imponer le es igualmente extraño a la Realidad. Debes, por lo tanto, evitar al máximo ser tú mismo quien dirige la selección de objetos. Una lista adecuada podría incluir, por ejemplo:»
«Dios está en este perchero.»
«Dios está en esta revista.»
«Dios está en este dedo.»
«Dios está en esta lámpara.»
«Dios está en ese cuerpo.»
«Dios está en esa puerta.»
«Dios está en esa papelera.»
Recuerda la disposición que debes tener para este ejercicio. Aprende a mirar cada cosa que ves con amor, con aprecio y con una mentalidad abierta. No sé trata de repetir mecánicamente «Dios está en esa papelera.» sino que debes observar la papelera con amor, con aprecio y con una mentalidad abierta.
«Además de repetir la idea de hoy durante las sesiones de práctica asignadas, repítela como mínimo una vez por hora, mirando lentamente a tu alrededor mientras repites las palabras para tus adentros sin prisa. Por lo menos una o dos veces deberías experimentar una sensación de sosiego mientras haces esto.»
Hay un santo propósito que está más allá de nuestro limitado alcance. Eso solo lo podremos constatar cuando alcancemos la visión espiritual. Por ahora, hacemos nuestras practicas que nos acercan al propósito que compartimos con Dios en este universo. Y nos daremos cuenta que nada puede estar separado del Amor, pues nada puede existir por fuera del Amor. El Amor es lo único real en ti, el Amor es lo que eres, y a través del Amor la visión te mostrará un mundo perdonado, sanado y unificado por un Amor, que todo lo es, y todo lo será por siempre jamás.
Oscar Gómez Díez
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