
EMPATÍA Y COMPASIÓN
En oriente lo llaman compasión y en occidente empatía.
En ambos casos hay una identificación con el sufrimiento o las necesidades de los demás.
En oriente la compasión tiene un ingrediente adicional: y es el impulso a ayudar.
En occidente la empatía no conduce necesariamente a la acción solidaria, y consideran la compasión como sentir lástima o pena por otro.
Contrariamente, en oriente consideran la compasión como la mayor expresión de amor. El amor por todo lo que existe en todas las formas y en todo lugar.
Desde esta perspectiva la empatía se podría considerar declarativa y la compasión demostrativa.
Quienes no logran salir de su torre de marfil y no son solidarios con los otros, no son ni empáticos ni compasivos. Se han encerrado en la jaula de sus propios egos.
La verdadera empatía o compasión, parte de la fortaleza del amor, no de la debilidad de la que se alimenta el ego.
No se trata de unirte al dolor de los otros pues te hundirías en el sufrimiento junto con quien te has identificado, se trata de ayudarlo a sanar su sufrimiento no a padecerlo juntos, más bien se trata de comprenderlo y ayudarlo a levantarse a partir de tu fortaleza interior, de tu amor y de tu paz.
Ayúdalo a elevarse por encima de sus actuales circunstancias, y no te dejes arrastrar por el dolor o el sufrimiento.
Sólo quienes expresan amor y solidaridad logran reconocerse a sí mismos como parte de un todo
Cuando reconocemos el sufrimiento de los otros, reconocemos el propio, y damos los pasos para el perdón y la sanación, liberándonos de nuestras propias ataduras.
Cuando reconoces que el otro no es más que tu propio reflejo, atraviesas los muros de la separación y vas a un encuentro ineludible contigo mismo.
Lo que das a otro es lo que te das a ti mismo. Cuando juzgas a quien pide ayuda, lo estás condenando y te estás condenando a ti mismo.
La verdadera empatía o la verdadera compasión, consiste en permitir que el Amor te guíe en cada acción que hagas para ayudar de la manera más apropiada a quien lo necesite o lo solicite.
No te olvides de quien eres pues perderás el rumbo hacia la paz y la dicha de Ser.
La Luz de la bondad siempre te guiará cada vez que se la invoque, no dudes en hacerlo pues siempre estará dispuesta a responder a quien le llame.
Oscar Gómez Díez
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